25 años dela invasión

31

LA PRENSA SÁBADO 20 DE DICIEMBRE DE 2014

Las fuentesparael estudio de lahistoriarepublicana

■ El testimonio oral, desacreditado durante algún tiempo, es aceptado hoy como fuente legítima para el historiador.

tudio del período republica- no. Ningún otro medio des- cribe como los periódicos la labor de gobiernos en el po- der y la actividad de la opo- sición simultáneamente, en unmomentodado. Aesto se puedeañadir laimportancia de reportajes investigativos que en ocasiones han pro- ducido consecuencias muy significativas. Otros repositorios como el Archivo Nacional no cuentan con el apoyo de la necesaria regulación y re- cursos del Estado. Actual- mente funciona como una dependencia del Registro Público, una entidad autó- noma cuyas funciones ymi- sión son de distinta natura- leza a las del Archivo Na- cional,desconociendoqueel Archivo Nacional es una institución que custodia un patrimonio documental in- dispensable para la investi- gación histórica. Mientras que en otros países como Costa Rica y Colombia las leyes obligan a los presidentes a entregar a sus archivos nacionales la documentación generada ensugobierno, el nuestroha quedadoconvertidoenpoco más que una oficina de con- sultaalserviciodeabogados. Tal vez la falta de cuidados e interés estatal sea uno de los motivos de que archivos particularesdepersonalida- des históricas no sean do- nadosypasenaformarparte del patrimonio colectivo. Otra circunstancia rele- vante para la investigación histórica de la época repu- blicanaes laopacidad, ocul- tamiento,destrucción,mal- trato y hasta manipulación de las fuentes por sectores interesados, particular- mente de las élites en di- ferentes momentos de nuestra era republicana. Igualmente lamentable es laescasezdebiografíasyau- tobiografíasdepersonajes o funcionarios. Aunque las autobiografías presentan algunosproblemaspeculia- res, ocasionalmente surgen documentos de interés por- que pueden brindar infor- mación de primera mano por ejemplo, sobre la men- talidadde empresarios y so- bre las relaciones del poder económico y político; ade- más lopuedenhacer conun grado de proximidad a los personajes y sucesos que no es posible obtener por otros medios.

RICARDO LÓPEZ ARIAS panorama@prensa.com C uando el historia- dor investiga algu- na parcela del pa- sado, la selecciona de acuerdo con sus intereses ymotivaciones. Nohay nada de extraordinario ni sor- prendente en ello. Su forma- ción académica, sus motiva- ciones y sus habilidades en- tre otros factores, condicio- nan sus preferencias. Puesto que no puede reproducir el pasado, ni le es posible prac- ticar experimentos como puede hacerlo un científico en el laboratorio, se ve obli- gado a reconstruirlo de al- guna forma; ysolopuedeha- cerlo más o menos adecua- damente si dispone de cier- tosmaterialeso fuentes, fun- damentalmente coetáneos a los sucesos que desea inves- tigar. El primer asunto que de- be resolver el historiador es obviamente, el problema de las fuentes; es decir, la cues- tiónsobre ladisponibilidady uso de la evidencia histórica que le ha de posibilitar la ta- rea de reconstruir y explicar el pasado. Se sigue que la ca- lidad y el carácter de su tra- bajo dependerá de manera fundamental de las fuentes que pueda obtener. En nuestros días la his- toriografía se ha convertido en una disciplina multidis- ciplinaria, difícil y compleja. Las fuenteshistóricasqueun día consistieron únicamente de testimonios orales repe- tidos a lo largo de genera- ciones, sehanmultiplicadoa tal punto que son objeto de categorizaciones en docu- mentos, artefactos, objetos de arte, fotografías, películas yotras,cadaunadelascuales exige del historiador un cier- to nivel de instrucción para analizar y evaluar crítica- mente para establecer su

REGISTROS. Iglesia de la Merced, en el Casco Viejo. Guardaba los registros parroquiales de nacimientos, matrimonios y defunciones de la ciudad de Panamá. Entre otros, los de Manuel Amador Guerrero y los del general Tomás Herrera. CORTESÍA/Ricardo López Arias

arreglo a ciertas técnicas re- cientemente desarrolladas y no se espere de la historia oral lo que no puede ofrecer. En todo caso, la fuente do- cumental ha sido y es la pre- ferida de los historiadores. Los inicios de la historio- grafía profesional, de la pro- ducción de obras de historia por autores de elevado nivel académico en la época repu- blicana,queutilizanuname- todología científica, se pue- denubicarhaceapenasunos 50 o 60 años. La investiga- ciónhistóricaactualseapoya casi exclusivamente en las fuentes documentales escri- tas obtenidas localmente, en París, Bogotá yEstadosUni- dos. En Panamá existen repo- sitorios importantes aunque dispersos como el Archivo Nacional, el Archivo Alfaro,

los registros eclesiásticos y otros. La Biblioteca Nacional reúne el mayor número de ejemplaresdeperiódicospu- blicados en el siglo XX, pero lamentablemente una bue- na parte de los de las pri- meras tres décadas están destruidos o en tal estado de deterioro que no pueden ser rescatados. Más lamentable aún es el hecho de que mu- chos ejemplares más recien- tes han sido vandalizados: portadas de los años de 1950 en adelante sobre sucesos comoelasesinatodeRemón, enero de 1964, los del golpe de Estado de 1968 y muchí- simos más. El daño causado a la investigaciónhistóricaes enorme si se tiene presente que las hemerotecas son fuentes primarias de la ma- yor importancia para el es-

procedencia, conservación y otras circunstancias. Aun el testimonio oral, desacreditadodurantealgún tiempo, se encuentra acep- tado hoy día como fuente le- gítima para el historiador, siemprequesepractiquecon

* NINGÚN OTRO MEDIO DESCRIBE COMO LOS PERIÓDICOS LA LABOR DE GOBIERNOS EN EL PODER Y LA ACTIVIDAD DE LA OPOSICIÓN SIMULTÁNEAMENTE, EN UN MOMENTO DADO. ADEMÁS DE LA IMPORTANCIA DE REPORTAJES INVESTIGATIVOS QUE EN OCASIONES HAN PRODUCIDO CONSECUENCIAS MUY SIGNIFICATIVAS.

Made with